Eran la 5 de la mañana de un 14 de diciembre cuando empezaron los primeros síntomas de que algo estaba empezando a cambiar, una hora buenísima puesto que la madre Fisioterapia Osteopatia Preparto Parto Baja Intervencion valladolid 2había descansado desde las 23 horas del día anterior, fundamental sobre todo en el caso de que el parto durara más de lo habitual. Aun pudo descansar hasta las 9 de la mañana, momento en el cual nos decidimos a poner en práctica todo lo que habíamos aprendido. Preparamos nuestro pelotón, una silla y pusimos una colchoneta sobre una mesa. En nuestro caso, en este parto en particular y en este momento con contracciones de minuto y medio cada quince minutos las preferencias de la futura mamá eran en los periodos entre contracciones posiciones laterales con movilización de la pierna superior en apertura y rotación externa y en el momento de la contracción en posiciones en cuclillas, siempre asimétricas, con cuidado de la autoelongación, con estímulos con mi talón de la mano desde aproximadamente la segunda lumbar hasta mitad del sacro.

A medida que las contracciones se iban haciendo más intensas, era cada vez mas difícil encontrar un estimulo por mi parte que le aliviara, por lo que optamos por una ducha de agua caliente (siempre pendiente de que la rotura de la bolsa no quedara enmascarada por el agua de la ducha). Una vez terminada la ducha intentamos prolongar el uso del calor como medio físico con el fin de que disminuyera la percepción del dolor, para ello utilizamos una bolsa de agua caliente colocada en la base sacra. El porqué de la utilización de esta, es porque nos iba a servir mucho a la hora del expulsivo su carácter blando y cómodo nos hará posible utilizarle de punto de apoyo para la nutación sacra. No tardaron las contracciones en hacerse cada vez más intensas y mas seguidas y hasta de tres minutos cada cinco durante dos horas por lo que decidimos irnos al hospital que nos hicieran un control. una vez alli nos dijeron que nuestra hija estaba bien y que existia una dilatación de unos tres-cuatro centímetros. fue entonces cuando decidieron pasar a la sala de dilatación. La intensidad y frecuencia de las contracciones se hizo cada vez más patente hasta el punto que nos hizo cambiar de idea con respecto a la utilización de la anestesia epidural, teniamos que elegir o llegar con epidural y con fuerza al final del parto o llegar exhausta y sin ella. Posteriormente nos hemos dado cuenta

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de que hicimos lo correcto. Una vez regulada la anestesia y habiendo sido efectiva, explicamos a la matrona nuestras preferencias: si no era absolútamente necesario no queríamos que rompieran la bolsa de forma artificial, no queriamos ningun tipo de maniobra que acelerara el parto, no queríamos oxitocina, y queríamos también que se cortara el cordón umbilical solo cuando se hubiera sentido en él el último latido (puesto que no podíamos donarlo al se sábado). Tanto la matrona como el ginecólogo fueron muy respetuosos y comprensivos con nuestros peticiones . El tiempo pasaba y la niña lentamente iba descendiendo por el canal del parto, los electrodos de monitorización cardíaca del bebe cada vez debían ponerse mas abajo..la madre ya solo pasaba de la posición sentada  en la cama a tumbada . Tumbada boca arriba las contracciones se hacían menos intensas y se separaban en el tiempo, pero aprovechábamos cada contracción para posicionar asimétricamente una pierna en rotación interna no forzada y la otra se la llevaba a flexión y rotación externa, realizando una contracción del transverso en la espiración . Mientra que en sedestación flexionaba alternativamente una y otra pierna en rotación externa también con contracción del transverso en la espiración que hacia dirigir la niña hacia el canal y no hacia la sínfisis del pubis. El parto avanzaba y la dilatación ya era completa, aunque los deseos de pujo y la sensación de que la cabeza estaba en el tercer plano todavía tardaron una hora en aparecer, momento en el cal añadimos a la contracción del transverso en la espiración,un pujo final. Llego el momento final, ya estaba preparado todo para trasladarnos de la cama a la mesa de parto. Con nuestra bolsa de agua caliente, nos fuimos posicionanado como tantas veces habíamos ensayado y teníamos tan interiorizado, aunque por supuesto fue la madre la que dirigió, brazos elevados por encima de la cabeza, sacro con la base apoyada en la bolsa de agua para favorecer la nutación que aumentara la distancia de coxis con respecto a los isquiones y abriera el ultimo paso hacia el exterior, caderas en flexión rotación interna (evitando también que la presión de los pies excesivamente alta bloqueara el sacro contra la camilla en posición de contranutación), y yo colocado a un lado para vigilar la rotación interna y traccionar en elongación si hiciera falta. Comienza el final del expulsivo…autoelongación, tracción con los brazos de la madre desde su cabeza, elevación base sacra, espiración, activar el transverso y pujo… todo ello repetido cinco veces, hicieron que Sofía saliera a esto que llamamos vida.